EL FINAL DEL INCA
Luego de la
conquista de los Aztecas, Cortés envió oro a la Corte española. Esta gran
cantidad del mineral aurífero, impulsó a otros conquistadores a dirigir sus pasos a la rica América, entre ellos Pizarro y Almagro, los conquistadores del
Perú.
En 1523 dos
conquistadores partieron desde Panamá hace el sur de América, ellos eran Francisco
Pizarro y Diego de Almagro. Llegaron hasta lo que hoy es el norte de Perú,
donde escucharon noticias de un gran y muy rico imperio, el Inca. Apenas se
enteraron volvieron a España y firmaron una capitulación. En 1531 empezó la
conquista del Inca.
Cuando Pizarro y sus tropas ingresaron el
territorio incaico, se enteraron del conflicto político que existía. Los dos
herederos al trono, Atahualpa y su
hermano Huáscar estaban en plena guerra civil. Al poco tiempo de la llegada de
los conquistadores, Atahualpa se proclamó emperador e hizo ejecutar a su
hermano.
El nuevo soberano
envió un mensajero a Pizarro para conocer sus intenciones. Pizarro convenció a
Atahualpa para reunirse en la ciudad sagrada de Cajamarca, donde fue emboscado
por tropas españolas en una plaza cerrada, siendo tomado como prisionero. Atahualpa ofreció numerosas riquezas a cambio de su libertad. A pesar de que los incas pagaron el
rescate, Pizarro mató al emperador por medio a sublevación en el 1533.
La población
quedó paralizada y esto facilitó la entrada a Cuzco y su toma posterior por los
españoles. Luego de un tiempo Pizarro fundó una nueva capital, Lima, próxima a
la costa del Pacífico.
Desde el Perú su compañero,
Diego de Almagro, emprendió la conquista de parte de lo que hoy es Chile.
Aunque los
españoles ya habían conquistado el imperio Inca, existía una resistencia
indígena. El emperador Manco Capac II y su sucesor Tito Cusi la encabezaban. La
guerra se prolongó hasta 1572 cuando mataron al último emperador Tupac Amarú I.
Al mismo tiempo
que existía esta rebelión, se peleaba una guerra interna entre los dos
conquistadores por el poder de la nueva colonia. Esta pelea fue continuada por
los herederos de los mismos. Concluyó cuando de impuso la autoridad de la
corona en 1554.
A partir de
entonces el Virreinato del Perú, con su capital en Lima, fue el centro del
poder español en América del Sur.
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