AUTORIDADES DEL IMPERIO ESPAÑOL
Al principio de la Conquista cada adelantado, tenía
derecho a disponer del territorio conquistado, ejerciendo funciones de gobierno.
Reacción de la corona.
En los primeros tiempos de la conquista, cada adelantado (título otorgado
por los reyes a los conquistadores) tenía derecho a disponer ampliamente del
territorio conquistado. Podía ejercer su gobierno, mediante funciones
políticas, administrativas y militares. Ejercían autoridad sobre tierras e indios,
acuñaban moneda y fundaban poblaciones.
Al ver que los adelantados abusaban del poder, la corona eliminó el cargo y
creó diferentes instituciones.
Durante el siglo XVI, la corona española, alarmada por la gran cantidad de abusos,
crea una serie de Instituciones, algunas con asiento en América y otras en
España. Ninguna de estas organizaciones, tenía poder absoluto, ya que se
controlaban y superponían en el ejercicio de sus funciones.
Cuando un funcionario americano, de alto rango, terminaba su mandato, era
sometido a un juicio de residencia, en donde se juzgaba el desempeño
de sus funciones. Depende de cómo saliera el juicio podía ser: multado,
inhabilitado y hasta encarcelado. Si la Corona sospechaba que había corrupción
o exceso de poder, podía enviar al Visitador, que eran
inspecciones a los funcionarios americanos.
En España, residían algunas autoridades, todas muy importantes y también la
más importante de todas, el Rey, quien tenía poder
absoluto. En España también residía el Consejo de Indias, que tenía funciones:
legislativas, judiciales, administrativas y religiosas. Elegían a quienes
ocuparían cargos religiosos importantes en América. También existía la Casa
de Contratación, quien controlaba la actividad comercial y el
tránsito de personas entre España y América. Registraba todo lo que se
intercambiaba entre España y América. También intervenía en los juicios
comerciales.
América tenía también autoridades que dependían del Rey. Entre ellas estaba
las Audiencias:
eran los máximos tribunales en América, cumplían funciones judiciales y
controlaban a los virreyes y gobernadores. Otra autoridad eran los Virreyes,
eran los representantes directos del Rey y cumplían funciones: ejecutivas,
legislativas y militares. También estaban los Gobernadores, que
dirigían las provincias y los Capitanes Generales, que
dirigían las áreas fronterizas, que precisaban control militar.
Por último existían los Cabildos, quienes gobernaban
las ciudades y las áreas cercanas y ejercían
funciones: administrativas, judiciales, comerciales, de defensa y policiales.
En conclusión, España tenía un control muy organizado y poder repartido
sobre sus colonias en América.